
En Abril del 2006, en el marco de las Jornadas Profesionales de la Feria del Libro de Buenos Aires, Google invitó a representantes de los diferentes eslabones de la industria del libro a participar de un debate sobre El futuro del libro.
Tuve el gusto de ser convocado en mi carácter de librero, y compartir la mesa con Gustavo Vorobechik de Bibliográfika, Leopoldo Kulesz de Libros del Zorzal, Ana María Cabanellas -quien además de ser editora es la Presidenta de la International Publishing Association- y el anfitrión, Marco Marinucci.
Un par de días después, siguiendo con la sana costumbre de mezclar gastronomía y negocios, nos juntamos a almorzar -y a conversar sobre libros, por supuesto!- con Mark Nelson de Google y Gustavo, de Bibliográfika.
Los tres arrastrabamos cierta frustación del debate llevado a cabo días atrás, y no por el nivel de las ideas discutidas, ni tampoco por la concurrencia -que fué nutrida y participativa- sino porque veíamos que el tiempo pasaba y que la industria local seguía sin subirse a las nuevas oportunidades que la tecnología nos presentaba.
Creo que fué en un intervalo entre el ojo de bife y las mollejas que me cayó la ficha y en un acto de súbita lucidez dije en voz alta: - Pongamos las impresoras en el shopping..!
Porque de no hacerlo, seguiríamos hablando del Print on Demand (PoD) como algo de ciencia ficción, a lo que tendríamos que dispensarle atención en los siglos por venir; y no como una realidad disponible en este mismo instante.
- Ernesto.