Tuesday, September 25, 2007

Quiere acompañar su película con un chocolate?



Si damos por buena la denominación de "Industrias Culturales", podríamos decir -sin miedo a abusar de la gambeta- que cada vez mas asiduamente, frente a mis "consumos culturales" (léase: música, películas y libros) pienso en aquel post de Enrique Dans que llevaba por título "Cuando el camino irregular es el mas sencillo".

La semana pasada luego de un largo debate interior, volví a decidir no comprar copias truchas de películas en DVD, ni bajarlas de internet; y llamé por teléfono a BlockBuster, para alquilar un par de películas.

Mi primera sorpresa fué descubrir que su brand new y rimbombante delivery es solamente "one-way": te traen la película, pero no te la retiran (será que el negocio son los recargos por entrega tardía?); y la segunda fué anoticiarme de que la promo del 2 x 1 del Club Nación no aplicaba para el delivery; lo que motivó (en pos del atractivo 50% de ahorro) que saliera a ponerle el pecho a la fría noche, y me apersonara en el local que queda a un par de cuadras de mi casa.

Sin ánimos de titular a lo "Crónica TV", creo que sería pertinente decir que en los últimos tiempos BlockBuster viene en caída libre: En España (por ejemplo) cerró la totalidad de sus locales y despidió a casi 700 empleados, mientras que por nuestras tierras, son muchas las locaciones que han sido cerradas, en tanto que otras fueron mudadas a superficies bastante menores.

A nivel mercado, según una nota aparecida días atrás en InfoBAE Profesional, la "Unión Argentina de Videoeditores (UAV) declaró que de los cerca de 9.000 negocios de alquiler de videos que existían en la década del ‘90, hoy apenas sobreviven unos 3.000 en toda la Argentina". La misma nota señala que "7 de cada 10 DVDs que se venden o alquilan en el país son truchos y la piratería ya mueve $350 millones al año, la mitad del negocio", mientras que "de acuerdo con un estudio de Mora y Araujo, un 22% de los argentinos admite comprar DVD y videos piratas".

En mi opinión, algunos pequeños videoclubes independientes se han "acomodado" a esta nueva e incómoda realidad: detrás del mostrador está "José Película", quien con vasto conocimiento recomienda DVDs, ayuda a descubrir nuevos directores, nuevos géneros..... en definitiva, sorprende. Algunos incluso han comenzado a dar cursos de cine, y por sobre todo: servicio.

Porque finalmente -al igual que con la música- no se trata de que la gente ve menos cine, sino que ha cambiado la forma en la que accede a ese consumo cultural, porque encontró caminos de mayor conveniencia (no sólo económica) y mayor placer.

Yo no dejo de preguntarme si quienes pilotean BlockBuster no ven esta realidad, o si la ven muy diferente. No deberían hacer algo mas que entrenar a una cajera para que pregunte casi reliogiosamente si quiero llevar un chocolate Milka con la película?

Si por un momento dejara fuera del análisis la culpa o los reparos que me generaría comprar un DVD trucho, sinceramente (muy sinceramente) no encontraría ni una sola razón para seguir caminando a BlockBuster, pagando por un alquiler, tal y como lo hacía hace 5 años..... Es como que ellos siguen estáticos en el tiempo, mientras que todo lo demás se movió de manera vertiginosa.

Ilustro este post con un una imagen de la difunta cadena -de venta (principalmente) de música- Tower Records, cuyos ejecutivos decían publicamente en los EEUU que "internet no iba a afectar su negocio" y que al día de hoy ha cerrado TODOS sus locales en ese país.

El desafío que tienen por delante los BlockBuster de este mundo es reinventarse, es construir una nueva propuesta de valor para sus clientes.... o ser un Tower Records.

Y cada vez falta menos, para que este desafío sea compartido también por las librerías....

- Ernesto.

1 comment:

Anonymous said...

Iba leyendo y pensando que esa idea de comprar legal estaba ligada al:

Primero vinieron por el Tower Records, pero como yo no vendía CDs, no me preocupé

Después fueron por los Block Busters, pero como yo no vendía DVDs, no me preocupé

...


Acá es donde se nota un agujero tecnológico. ¿Quién no pagaría en su casa para ver la peli que quiere sin salir?.
Es decir, poner en la tele el nombre de la peli, darle Enter y verla. A cualquier hora, pudiendo hacer pausa y seguir viendo otro día.

Así debe ser, probablemente sea así. La pregunta es cuándo.

Mientras, nos adaptamos con la piratería.


Respecto a los libros, creo, tienen más chances de resistir. Lo han hecho por cientos de años. Y, ciertamente, esta sobrecarga de tecnología terminará fastidiando. Probablemente cuando se nos cuelgue el auto y debamos resetearlo bajo una lluvia.


El libro, en sí, es un trofeo. Como la cabeza de un pescado en la pared. Un fetiche para algunos. Para el resto, es nada. Pero siempre fue así.


Llegará el papel digital, claro. Pero eso restará valor al juego. el libro, luego de ser leído, se acomoda a nuestro maltrato y se vuelve un adorno que intenta mostrar quienes creemos ser y cómo queremos que nos vean.

En cambio, la tecnología digital, despersonaliza todo asunto, tratándonos a todos como unos o ceros.

El problema, para los libros, es cuántos lectores que habrá en el futuro. Ya que hemos vuelto a épocas egipcias donde leemos dibujos y no palabras.